martes, 9 de marzo de 2010

LA VORAGINE HOY

Por Juanita Garcia

Han transcurrido casi 100 años desde que el escritor colombiano José Eustasio Rivera creó la obra literaria que lo perpetuaría en la historia, ha pasado casi un centenario y La Vorágine sigue dando de qué hablar. La novela que han leído nuestros abuelos, nuestros padres y muy seguramente que leerán nuestros hijos, merece hoy un espacio muy especial dentro de la Biblioteca Nacional y no sólo como libro dentro del archivo nacional en el catalogo de literatura colombiana. La novela de orgullo patrio, “nuestra” Vorágine, es la inspiración de la exposición de la temporada.

Lograr introducir al visitante desde un principio al contexto de esta novela es un reto difícil. Sin embargo, no fue imposible para Ana Roda Fornaguera, directora de la exposición, y su equipo, hacernos vivir el choque que siente un blanco, un occidental, un civilizado o simplemente un pobre cristiano como cualquiera de nosotros, al entrar a un mundo salvaje y desconocido. Experimentar con nuestros sentidos la violencia generada del encuentro entre la civilización y la selva, nos recuerda, en palabras del escritor, como “al querer dominar una selva que no entienden, los blancos se vuelven mas salvajes que los ‘salvajes’ que la habitan”.

Lo ultimo que se espera encontrar en una prestigiosa biblioteca son árboles sangrando caucho, imágenes con un ruido enfurecido de los caudales de los ríos de la Orinoquía, videos del llano y de la selva que pretenden dar memoria de los ojos de Arturo Cova o del mismo José Eustasio Rivera. Lo ultimo que se espera ver en una biblioteca son versiones “pirateadas” de libros de La Vorágine unidos con pinzas para el pelo abrazando los tallos de caucho.

Todos estos elementos no esperados, permiten que confundamos la realidad con la fantasía, de la misma manera en que Rivera nos confunde en su novela. De esta forma, vuelven a nosotros preguntas como: ¿existió Arturo Cova? ¿Escribió este ilustre colombiano una historia de amor o una denuncia social? y si llegó a ser así: ¿ayudó en algo denunciar la esclavitud y maltrato que padecían los caucheros?.

Sin lugar a dudas, esta es una exposición diseñada para crear inquietudes a cualquier tipo de espectador. Cualquiera que sea el enfoque para analizar la novela: historia política exterior colombiana, economía cauchera, problemas sociales de pobreza y maltrato laboral, fraudes literarios de un autor impostor, romances, geografía…todos confluyen en el caudal de La Vorágine con el propósito de cuestionar nuestro saber. En el peor de los casos, le aseguro que usted saldrá de esta exposición preguntándose al menos: ¿existe una novela llamada La Vorágine? Tengo que leerla!.

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